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lunes, 27 de septiembre de 2021

 Cuando tienes un objetivo, nada debe apartarte de él si quieres alcanzarlo. 

Es muy probable que el camino no sea sencillo que surjan obstáculos que dificulten tu llegada a la meta. Superarlos tiene su propia recompensa. Cada vez que en nuestro camino encontramos un impedimento, tenemos dos opciones: dejar que nos domine e impida nuestro avance alejándonos de nuestro sueño o enfrentarnos a él, encararlo y superarlo cueste lo que cueste.

Dependiendo de que opción escojamos, nuestro carácter se forjará de uno u otro modo. Y, si nuestro carácter ya está forjado, nuestra elección hablará de que tipo de personalidad tenemos.

En el ámbito deportivo, uno de esos obstáculos que, en mayor o menor cantidad o grado nos acompañará a lo largo de nuestra carrera, son las lesiones. Estas son un factor determinante y limitante de nuestro desarrollo deportivo. Existen lesiones que por su gravedad impiden la práctica absoluta de cualquier actividad física, y así debe ser hasta que obtengamos el alta médica  que nos permita volver (respetando tiempos, ritmos, cargas y volúmenes) a retomar la práctica deportiva.

Pero también podemos sufrir lesiones que, suponiendo una limitación en nuestras facultades, no nos impiden seguir trabajando otras sin agravar aquellas. 

Desde comienzos del mes de julio sufro una tendinitis en el hombro izquierdo que reduce enormemente la movilidad de la articulación además de provocarme fuertes dolores que me impiden tener un descanso adecuado por las noches.

Sin embargo, esta situación no ha sido óbice para continuar entrenando durante el verano y comenzar los entrenamientos con la Selección de Madrid con el objetivo de preparar los próximos campeonatos Si bien es cierto que la lesión limita mis ejecuciones técnicas gravemente, existen otros aspectos del entrenamiento que se pueden seguir desarrollando sin perjuicio de la articulación lesionada: musculación del tren inferior, flexibilidad del resto de articulaciones, trabajo de técnica de pierna, perfeccionamiento de posiciones, ritmos, coordinación y armonía en los Poomsaes, mantener la dieta y los hábitos rutinarios precompetitivos o incluso control del stress, entre otros.

Todo este trabajo alternativo evita el abandono y te mantiene con la cabeza firme, centrada en superar la dificultad y estar lo más en forma posible para cuando la lesión se de por superada lograr nuestro óptimo rendimiento en el menor tiempo posible.

Lo fácil es abandonar, dejarte llevar y esperar a que la lesión termine de curar. Pero esto, nos lleva a  alargar el proceso de vuelta a los entrenamientos haciendo que sea más duro o, incluso, llevarnos hacia el abandono. Para evitarlo, no debemos perder la perspectiva a medio y largo plazo, perseverando en hacer todo lo posible por reducir al máximo los inconvenientes que conlleva la lesión en lugar de agravarlos con nuestra desidia.

Es cierto que el primer compromiso sería el Open de Navarra del próximo 9 de octubre, al que no puedo llegar, pero sigo con rehabilitación y entrenamientos para llegar a la siguiente cita; y si no llegara a la siguiente, trabajaría para estar listo para la siguiente. Y así sucesivamente.

Este es el camino que te conduce al éxito. Y el éxito no es solo la victoria.

¿Y tu? ¿Eres de los que se enfrentan a las dificultades del camino o de los que las esquivan?



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