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lunes, 7 de enero de 2013

NUEVAS CUOTAS EN LA FEDERACIÓN MADRILEÑA DE TAEKWONDO



El nuevo tarifazo impuesto por la federación madrileña de taekwondo en lo referente al importe que cada deportista debe satisfacer en el caso de que quiera participar en alguna de las competiciones promovidas por dicha institución, es consecuencia inseparable de la dejadez que los “maestros” de Madrid hemos tenido a la hora de participar en las pasadas elecciones.
Las cuotas las propone la junta directiva y son aprobadas “democráticamente” por la asamblea general, principal órgano de gobierno de la federación. Si la asamblea entendiese que las cuotas propuestas por la junta directiva, no se ajustan a la propia realidad económica que vive la federación como estructura, ni a la realidad social del momento que vivimos, podría oponerse a su aprobación y negociar con la aquella unas tarifas más acordes a las necesidades reales de gestión de la propia federación y de los intereses de sus principales valedores que son los deportistas, elementos sin los cuales esta institución pierde su razón de ser.
La falta de interés que hemos demostrado todos aquellos que no hemos participado en estas elecciones, limita nuestro derecho a quejarnos de las nuevas imposiciones y nos invita a hacernos consecuentes de nuestros actos y a asumir la repercusiones económicas o deportivas que las decisiones de los actuales dirigentes provoquen durante los próximos cuatro años por nuestra falta de acción.
La desunión, mal endémico de este colectivo, provocada en unas ocasiones por la poca capacidad para dejar a un lado la lucha de “egos” y aunar esfuerzos en pro del interés común que es la promoción del taekwondo (lo bueno para ti será bueno para mí) y en otras ocasiones por el “miedo” a perder determinados privilegios con los que algunos puedan contar por el hecho de apoyar determinadas políticas no siempre dirigidas por un espíritu ético (la filosofía que siguen nuestros dirigentes desde hace más de 25 años es: “o estás conmigo, o estás contra mí”) ha impedido que en las últimas elecciones se haya podido generar una oposición fuerte a la actual directiva que pudiera entrar a formar parte de la nueva asamblea y evitar una mayoría absoluta, que es garantía segura de comportamientos despóticos en cualquier ámbito social, como podemos comprobar en la actualidad.
Y es extraño que no haya existido dicha oposición cuando pulsando el estado de ánimo del colectivo durante los últimos años, el descontento general ha sido la nota predominante. Pero ese es otro mal endémico de nuestra sociedad, hablar mucho y hacer poco.
De todo lo anterior se infiere que nuestra cuota de responsabilidad individual es mayor de lo que podamos pensar y, antes de demonizar a nuestros actúales dirigentes, deberíamos mirarnos un poco para adentro y empezar a pensar en qué podemos hacer para mejorar esta situación.
Así qué, desde aquí, pedir perdón al colectivo por la parte de responsabilidad que me toca en la situación creada y poner de manifiesto mi disposición para colaborar, tanto con la actual junta directiva (en el caso de que demuestren transparencia, objetividad y ética profesional) cómo con aquellos que consideren que se puede hacer una mejor gestión y quieran trabajar a largo plazo para conseguir cambiar la forma de hacer las cosas.

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